Laberintos: Bellos espacios de confusión



La orientación o más concretamente la desorientación, es un tema objeto de estudio de diferentes campos. En literatura por ejemplo, nos incita a imaginar que un personaje vaga sin rumbo, hasta encontrar una salida (¿encontrarse con uno mismo?) o no llegar jamás a encontrarla.

El espacio se refleja como en un espejo en la mente del observador y dependiendo de quién sea éste y como esté en cada momento se refleja de diferente manera.

“Habla de las verdades de la vida, de las dificultades y las luchas, pero también simboliza la entrada, el centro y la nueva libertad una vez que se vuelve al exterior.” 

 
laberinto de Borges

Aquél que penetra en el laberinto, queda encerrado en él. No hay ninguna desviación posible y es impredecible. Todo esto causa miedo porque se desconoce si el camino se puede realmente efectuar. Lo que el camino le depara a uno es incierto: la lógica o absurdidad, o todo o nada, el amor o el monstruo. El misterio de la muerte está estrechamente ligado a estas cuestiones.” 
“El laberinto tiene dos caminos: el que va hacia el centro y el que parte de él y se dirige hacia el exterior. Teseo no necesitó ayuda para encontrar al Minotauro en el centro, pero recurrió al hilo de Ariadna para hallar el camino de salida. (…) El camino de salida es el de regreso a casa. Una vez que se ha completado la aventura, se alcanza el conocimiento”

El camino hacia el interior es más atractivo porque conduce hacia un objetivo. El camino de salida del laberinto es, en cambio, más tranquilo y humilde. Puesto que ya lo conocemos, puede parecer largo, incluso demasiado para algunos. Pero es necesario hacer este camino de regreso para hacer recapitulación de lo ocurrido.” 

"Un laberinto es un lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida", dice la Real Academia. El modelo original comporta un arquitecto para construirlo (Dédalo), un monstruo al que encerrar (el Minotauro), un héroe para penetrar en él (Teseo) y una ayudante que lo descifre (Ariadna y su hilo de oro).
La historia de los laberintos es tan antigua como el hombre: desde petroglifos que se pierden en el origen de los tiempos hasta las impactantes construcciones contemporáneas, separando sus dos grandes variantes: los unicursales, aquellos que tienen un único camino de entrada y salida, y los multicursales —inventados por Giovanni Fontana en 1420—, en los que hay recorridos alternativos, callejones sin salida y posibilidad de elección.

Pero un laberinto es también un paradigma, una manera de percibir la realidad, de entender el mundo. Jorge Luis Borges, por ejemplo, consideraba que el mundo tenía que ser un laberinto, porque en caso contrario no existiría más que el caos. Por lo que, paralelamente, la muestra explora el mundo como laberinto: los mitos, las culturas, las artes, la literatura, el cine o la contemplación de las circunvoluciones cerebrales como nuestro laberinto interior.

Borges
Los dos laberintos.

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres.

Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día.

Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed.

La gloria sea con aquel que no muere.

Jorge Luis Borges



Representación de la ciudad percibida como laberinto

La Torre invertida de Sintra



El ingreso a la torre invertida de Sintra, en Portugal, es una inmersión vertiginosa en símbolos y misterios. Pertenecía al aristócrata portugués Antonio Augusto Carvalho Monteiro quien estudio a fondo masonería y alquimia.

La torre invertida se encuentra en el palacio de  Regaleira situado en pleno Centro Histórico de Sintra y clasificado como Patrimonio Mundial por la Unesco.

El ingreso a la torre se realiza a través de una puerta de piedra que se abre gracias a un mecanismo oculto. En lugar de subir hasta las nubes, cada quince escalones se baja un piso en la construcción. La torre tiene 9 niveles, recordando los 9 círculos (del infierno, los del paraíso y del purgatorio) que tuvo que recorrer Dante para llegar a su amada Beatrice, en el clásico de La Divina Comedia.

Según los reputados ocultistas Albert Pike, René Guénon y Manly Palmer Hall, es en La divina comedia donde se encuentra por primera vez expuesta la Orden Rosacruz. 
En el fondo del pozo está, embutida en mármol, una rosa de los vientos sobre una cruz templaria, el emblema heráldico de Monteiro y, simultáneamente, indicativo de la Orden Rosacruz.

También se la conoce con el nombre de “Pozo iniciático” porque se sabe que era usado en rituales masónicos de iniciación.



El pozo está comunicado mediante varias galerías o túneles con otros puntos de la quinta: la entrada “dos guardiôes” (entrada de los guardianes), el lago de la cascada y el pozo imperfecto.La simbología del lugar está relacionada con la creencia de que la tierra es el útero materno de donde proviene la vida, pero también la sepultura donde volverá. Muchos ritos de iniciación aluden a aspectos del nacimiento y de la muerte ligados a la tierra o al renacimiento. La existencia de los 23 nichos ubicados bajo los peldaños del pozo iniciático constituye uno de los muchos misterios que alberga dicha construcción. Estos túneles, otrora habitados por murciélagos, hoy en día alejados por los muchos turistas que visitan el lugar, están recubiertos con piedra importada de la costa marítima de la región de Peniche para sugerir un mundo sumergido.


Consideraciones para la construcción de un puente:



Consideraciones para la construcción de un puente:

Las piedras de los puentes han de ser ligeras

conceptos, palabras, materia referida;

la estructura general irresoluble y vaga:

si nadie ve dos veces el mismo río, nadie verá dos veces el mismo puente.

Aboliremos de los arcos toda nostalgia,

toda afección humana.

La elección del trayecto será arbitraria y personal,

también el tiempo destinado:

los puentes no satisfacen jamás un orden, no se proponen nada,

un camino que va es un camino que regresa.

José Martín Carmona



Porque un puente,
aunque se tenga el deseo de tenderlo
y toda obra sea un puente hacia y desde algo,no es verdaderamente puente
mientras los hombres no lo crucen.
Un puente es un hombre cruzando un puente.

Julio Cortázar Libro de Manuel, p. 27.

Puente del Arcangel San Rafael, Cordoba.


Arcosolio

Arcosolio de los Guzmanes, Sevilla

Etimológicamente significa arcus arco y solium sepulcro o sarcófago. Se trata de una tumba que era utilizada para enterrar a los personajes más importantes como eran los mártires y los santos, en épocas posteriores estos espacios también fueron dedicados a sepultura de nobles o del “alto clero”. Tenía una capilla funeraria, que estaba situada en la parte más ancha del lugar. Esta capilla generalmente se ornamentaba a base de esculturas y de pinturas murales. El arcosolio era muy utilizado en Roma en el siglo III. Después de varios años este se volvió a utilizar a principios del siglo XIII, las cuales a diferencia del siglo III que eran utilizadas en una catacumba, estas se utilizaban en las paredes de las iglesias. El sarcófago se coloca en una especie de nicho que posee una forma ojival, y en su tapa se colocaba el bulto yaciente del personaje que era enterrado en el lugar. Se utilizaba varios estilos los cuales eran ornamentados con muchos detalles, entre esos estilos están: el plateresco, el manierista, el renacentista, el gótico flamígero.

Arcosolio es un término arquitectónico utilizado para definir un espacio sepulcral cubierto por un arco. Iglesia de Nuestra Señora del Rivero, Soria

Fueron muchos los arcosolios que fueron erigidos a través de los años. Un ejemplo de esta estructura, se puede encontrar en la Catedral de Sevilla, que fue mandado hacer por el Cardenal Diego Hurtado de Mendoza. También está el sepulcro bajo arcosolio que fue erigido en Cartuja de Miraflores, en Burgos, por el escultor Gil de Siloé bajo mandos del infante Alfonso, que era el hermano de Isabel Católica.


Alfonso de Castilla en actitud de orar. Cartuja de Miraflores.





Bajo la Dovela clave

Fotografía de Galia Gómez: Baños árabes, Gerona.

No sin esfuerzo, la dovela queda encajada misteriosamente entre dos piedras cortadas en cuña, fabricando un arco que parece flotar en el aire. En el momento de asentarse se contienen las respiraciones y los latidos se paran. En el momento de asentarse, puede desmoronarse todo el arco que con tanto cuidado y tanto mimo se ha levantado, en ese momento en que la dovela clave se deposita levemente, como si no pesara nada, en su sitio y encaja perfectamente, se frenan el tiempo y el viento. Todo se paraliza hasta que, con un sonido suave y un crujido sibilante, la roca tallada, la piedra, la dovela clave, se coloca donde debe estar, en el centro, sirviendo de llave a todo el arco y toda la construcción. Dividiendo el arco en dos partes iguales.

No importa cuántos años y cuántos esfuerzos ha costado llegar a colocar la dovela clave. No importa cuántos sacrificios, cuánto trabajo y cuántas lágrimas cuesta levantar el arco y terminarlo en la dovela. Nada importa excepto que el resultado final esté como debe ser, en su sitio, colocado, simétrico, perfecto, equilibrado, limpio, hermoso. Nada importa salvo que la piedra tenga su lugar y que el lugar espere a la piedra labrada. Que cada cosa encaje, que nada se mueva, que todo tenga una razón.

Los arcos de piedra perfeccionan el aire que sostienen. Los arcos de piedra elevan el cielo sustentándolo entre caricias suaves y algodón hecho de arena. Los arcos de piedra recortan el viento, lo hacen silbar y te llevan a tiempos lejanos de cinceladores y tallistas. Los arcos de piedra saben, saben. Debajo de un arco vibra el mundo; debajo de un arco, bajo la dovela clave, la tierra susurra, la tierra habla, la tierra te canta. 
Debajo de la dovela clave...






El Castillo de Sammezzano




El Castillo está situado en Sammezzano Holm, en el municipio de Reggello, a unos treinta kilómetros de Florencia. Una obra de arte que a lo largo de los siglos ha sido testigo de la transición, dentro de ella, de Carlomagno, de la familia florentina de Gualtierotti, Medici, Ximenes d'Aragona y Panciatichi. Más tarde se convirtió después de la guerra en un hotel de lujo en 1999 fue vendido en una subasta para una empresa británica. Desde entonces, se encuentra en un estado de abandono.

Dentro del castillo hay 365 habitaciones, una para cada día del año. Cada habitación es diferente, no se repiten y muestran su originalidad.

Pero las maravillas no se agotan en su interior. El castillo está de hecho rodeada por un parque, considerado entre los más grandes y hermosos de la Toscana. Lo que caracteriza a esta zona verde es la presencia de un grupo de secoyas gigantes, más de treinta y cinco metros de altura, uno de los cuales tiene un tronco de unos diez metros.







La Alhambra


La Alhambra surgió sobre el cerro llamado La Sabika, también denominado de San Pedro o la Colina Roja, por el color de su tierra. En este cerro existía una fortaleza muy antigua, de época zirí  (Siglo IX), y sobre ella el primer rey de la dinastía nazarí, llamado Alhamar, comenzó a construirla. Era el año 1.239.

 La Sabika es la colina de más altitud que rodea Granada. Es una ciudadela por cuanto dentro de su recinto existía una auténtica ciudad, con todos los medios necesarios. No obstante hay que considerarla como una ciudad para la realeza insertada, y a al vez separada, en la propia ciudad o medina de Granada. Digamos que es era como una ciudad privada.
Tiene forma alargada y bastante irregular ya que debe adaptarse a las irregularidades del monte de la Sabika. Su longitud es de 740 m. y su anchura varía entre los 180 y los 40 metros.

Está rodeada por una muralla que es doble en algunas zonas con 27 torres que tenían diversas funciones, la mayoría servían para la defensa pero otras servían de viviendas, incluso algunas de ellas eran auténticos palacios. Se podía acceder a ella por cuatro puertas: Puerta de las Armas -en la Alcazaba-, del Arrabal -en la Torre de los Picos- , Siete Suelos -al sur- y de la Justicia o Explanada -también al sur.

Su nombre no está muy claro. Unos creen que es debido a que fue construida de  noche bajo el foco de las antorchas. Otros dicen que es el femenino del nombre su constructor -ALHAMAR- y por tanto se llamaría LA ROJA, esposa de Alhamar.

Podemos dar un paseo por ella, descubrir sus palacios, sus fuentes, sus jardines, sus torres y sus puertas en este magnifico documental.

 

El edificio Chrysler Building





En los año 20, tras la Primera Guerra Mundial, se produjo una gran expansión de la economía en Europa y Estados Unidos que estuvo acompañada de la necesidad de nuevos edificios. A mediados de los años 20, el constructor y promotor William H. Reynolds comenzó a planear la construcción de un rascacielos en un solar de la Calle 42 y la Avenida Lexington. Reynolds confió el proyecto a William Van Allen, un arquitecto de Brooklyn que, como Reynolds, carecía de experiencia en edificios de altura. Hasta entonces, el proyecto sólo eran bocetos hasta que Walter Percy Chrysler, dueño de la empresa de automóviles Chrysler, se interesó en este edificio y en 1928 dio luz verde para su construcción costeando los 15 millones de dólares del presupuesto.

Walter Percy Chrysler nació en 1875 en Ellis, Kansas, en el seno de una familia humilde. Comenzó trabajando como aprendiz en un taller para la Unión Pacific pero pronto pasaría a trabajar para Buick, llegando a ser presidente, y más tarde en General Motors donde sería vicepresidente de la compañía. En 1920 ya era millonario y se retiró a su casa de Great Neck en Long Island, para fabricar su propio coche. Cuatro años más tarde, presentó el modelo B-70. El éxito fue inmediato y en el primer año se vendieron 32.000 unidades de este modelo.


Chrysler quiso que el edificio fuera el más alto del mundo superando al Woolworth Building, pero tuvo que competir con otro edificio que había comenzado a construirse a principios de 1928 en el número 40 de Wall Street para el Banco de Manhattan, diseñado por Craig Severance, antiguo socio de Van Allen. El proyecto inicial del Banco de Manhattan constaba de 47 pisos, pero Van Allen anunció que el suyo tendría 68 plantas y mediría 270 metros de altura. Unas semanas más tarde el diseño del Banco de Manhattan había crecido hasta las 63 plantas y los 280 metros. Ante tal anuncio Van Allen tuvo que modificar la cúpula haciéndola crecer dándole su original y característica forma.



Las obras comenzaron en otoño de 1928 con la excavación para los cimientos sacando más de 38.500 metros cúbicos de tierra y roca. Un mes después se inició la colocación de los cimientos de hormigón y acero. Cada pilar de los cimientos pesa 35 toneladas y puede soportar 10 veces su peso. El edificio se fue construyendo a una gran velocidad, con un promedio de 4 plantas a la semana. El esqueleto de la cúpula está hecho de vigas de acero curvadas. Las paredes interiores de la cúpula son de ladrillo pero el exterior está revestido de un tipo de acero inoxidable llamado Nirosta. Nadie había utilizado este tipo de acero para esa finalidad y fue el propio Walter P. Chrysler quien eligió este material por sus propiedades inoxidables y su calidad uniforme homogénea que no necesita ningún tipo de mantenimiento. Las planchas de acero eran manipuladas en un taller instalado a este efecto dentro del propio edificio. Después los techadores las colocaban en su sitio, las soldaban y sellaban con plomo blanco. En total se utilizaron 30 toneladas de acero Nirosta en el techado y en otros ornamentos del edificio como las águilas. Las águilas son uno de los elementos del edificio que más destacan. Hay ocho en total, dos en cada esquina, y están diseñadas por Chesley Bonestell un delineante amigo de Van Allen. Las águilas fueron esculpidas en planchas de acero Nirosta en un taller aparte y después instaladas en el edificio sobre unos pedestales de hierro.


En otoño de 1929, el edificio Chrysler tenía ya 70 pisos de altura, mientras que su rival, el Banco de Manhattan, estaba casi terminado y apunto de arrebatarle el título de estructura más alta del mundo. Para asegurarse el éxito, los dueños del Banco de Manhattan, transformaron los planos en el último momento para alcanzar los 308 metros de altura con un mástil de bandera. Pero Van Allen había ideado en Julio del mismo año coronar el edificio con una gran y estilizada pirámide de 60 metros de altura conocida como Vertex. El Vertex fue construido en secreto en lo alto del edificio, escondido en el interior del hueco de incendios. El 23 de octubre de 1929, con ayuda de una grúa, colocaron el pináculo de 27 toneladas en tan sólo 90 minutos. De esta forma, con 318 metros, se convirtió en la estructura más alta del mundo. A pesar de este logro, ningún periódico se hizo eco de la noticia y es que al día siguiente, conocido como el Jueves Negro, se inició la mayor crisis mundial que el capitalismo haya conocido jamás, con la caída en picado del precio de los valores que se cotizaban en la Bolsa de Wall Street. Tan sólo 11 meses mantuvo el título de edificio más alto del mundo, hasta que se terminó el Empire State Building.

Panorámica de la Sexta Avenida con el Empire State al fondo
El Chrysler se había construido en un tiempo récord de 18 meses sin que nadie sufriera un accidente mortal. En aquel entonces se calculaba que por cada piso que se construía por encima de la planta 15 se producía una muerte. Este edificio tenía 77 pisos y según esa estadística debería haber costado 62 muertos, pero no murió nadie gracias unas medidas de seguridad sin precedentes.

El edificio abrió sus puertas de forma oficial el 27 de mayo de 1930. A pesar de la gran crisis económica que sufría el país, el Chrysler tenía cubierta casi por completo la ocupación del edificio ya que Walter P. Chrysler había hecho firmar los contratos de arrendamiento antes de finalizar el edificio. La empresa Chrysler disponía de sus propias oficinas y de una sala de exposiciones. En el vestíbulo había un elegante restaurante y una cafetería. Los ascensores viajaban a una velocidad de 330 metros por minuto siendo los más rápidos del mundo. En el piso 71 había un observatorio con paredes inclinadas decoradas con estrellas y planetas, y con techos de los que colgaban lámparas con forma de Saturno. La oficina privada de Walter P. Chrysler estaba situada en el piso 65 y sólo se podía acceder con invitación. En las plantas 66 a 68 había un club muy exclusivo llamado Cloud Club. En la segunda planta de este club estaba el comedor privado de Walter P. Chrysler.



En verano de 1930, Van Allen se disponía a cobrar los honorarios por el diseño del edificio que estaban estimados en el 6 % del coste total de la obra, según las prácticas habituales de la época, pero Chrysler se negó a pagarle porque sospechaba que había cobrado comisiones de las constructoras y no había contrato escrito. Como las comisiones no se pudieron demostrar, Van Allen denunció a Chrysler y obtuvo una orden de embargo del edificio. Al final llegaron a un acuerdo, pero Van Allen puso en peligro su carrera al denunciar al hombre que le había encargado su mejor proyecto. Van Allen nunca se recuperó y murió en 1954 a los 71 años sin el reconocimiento de la obra. Walter P. Chrysler había muerto en 1940 a los 65 años.


En 1945, el observatorio cerró las puertas al público porque no generaba ingresos suficientes. A partir de 1953, la familia Chrysler fue vendiendo las participaciones del edificio. En la década de los 70, el Cloud Club carecía de socios y acabó desapareciendo.



Las nuevas empresas comenzaron a instalarse en inmuebles más modernos y el edificio Chrysler llegó a clausurarse. Pero entonces llegó la salvación con una reforma fiscal de 1976 que otorgaba ventajas tributarias a los propietarios de edificios comerciales históricos que invirtieran en su restauración. El vestíbulo se restauró en 1979, pero la restauración completa comenzó en 1998 financiada por el actual propietario del edificio Tisham Speyer Properties. Los trabajos duraron cuatro años y fueron realizados por la empresa LZA Technology.


Walter Percy Chrysler quería que quedara claro que fabricaba automóviles cuando encargó el edificio decorándolo con águilas, cubiertas de radiadores y tapacubos inspirados en los modelos Chrysler, todo ello basado en una arquitectura del más puro Art Déco, que lo convierte en un rascacielos con un estilo único. 


Dentro, el vestíbulo triangular con entradas y salidas a los lados, está iluminado de una forma muy teatral y decorado con acero inoxidable, mármoles africanos y granito de todo el mundo. En el techo hay un enorme mural de 36 metro de largo por 26 metros de ancho pintado por Edward Trumbull que representa imágenes del progreso, los transportes y la energía. Otra característica del vestíbulo son los ascensores. Hay un total de 32 y todos son distintos, fabricados con maderas nobles americanas y procedentes de distintas partes del mundo. Los ascensores conducen a miles de trabajadores de las de más de 80 empresas que alberga el edificio. Las visitas al público sólo están permitidas en el vestíbulo y en ocasiones se prohíbe tomar fotografías en el interior.


¿Sabías que...
Las cifras oficiales al término de la construcción son las siguientes:
Altura 318 metros.
Altura del Vertex 60 metros.
20.961 toneladas de acero estructural.
391.881 remaches.
3,826.000 ladrillos.
10.00 bombillas.
3.862 ventanas.
2788 puertas.
56 kilómetros de tuberías.
1200 kilómetros de cables eléctricos.


Construyendo la ciudad de París


Desde sus humildes orígenes como pequeños asentamientos y puestos comerciales, Londres, París y Nueva York crecieron inexorablemente hasta convertirse en centros del comercio mundial y bastiones de influencia política y cultural. A pesar de las guerras, revoluciones o cualquier otro tipo de catástrofe, su desarrollo no se detuvo.
Construyendo la ciudad de París, es un excelente documental de Discovery Channel que bien vale la pena ver.




Casa del Té de Terunobu Fujimori.


Terunobu Fujimori, es un destacado historiador de la arquitectura japonesa moderna que comenzó a diseñar su propia arquitectura en 1990. Desde entonces, ha creado una serie de edificios originales no consolidados por las formas o estilos anteriores, ofreciendo sorpresas continuas dentro del mundo de la arquitectura.
La arquitectura surrealista de Fujimori apareció en medio de la arquitectura japonesa contemporánea hace 15 años. Fujimori busca más bien al pasado que al futuro, utilizando materiales naturales en bruto, tales como tierra, piedra, madera, carbón y la corteza de los árboles. Con el agregado de plantas en sus edificios, Fujimori expresa su profundo interés en la relación entre arquitectura y naturaleza.
Fujimori dice “Quiero crear un espacio en donde podamos disfrutar lejos de nuestra vida cotidiana, un espacio con un pequeño fuego en donde la gente pueda disfrutar un té”.



Me encanta la visión de este señor, y como con cosas tan simples crea universos y ambientes geniales donde la naturaleza y el ser humano se unen. 


 El interior está cubierto de yeso y las esteras son de bambú.


Los sencillos y a la vez sofisticados diseños de Terunobu Fujimori (1946) son fascinantes: arcaico, excéntrico, poético y ecológico, casi todos ellos están fabricados con materiales simples y tradicionales, como la tierra, la piedra, la madera, el carbón, la corteza y mortero.  Sus estructuras sirven de modelo para una generación de jóvenes arquitectos internacionales que valoran un modo de construcción que es ecológico, históricamente consciente y sostenible.